Si al fin la razón se
apodera de los venezolanos, y de una vez por todas y para siempre, una mayoría
contundente no solo se impone electoralmente, sino que está dispuesta a luchar
sin condición ni concesión alguna por el reconocimiento de su logro y por un futuro
donde la libertad impere; el 7 de octubre del 2012 podrá con razón llamarse el
día del renacimiento de la verdadera democracia y podrá Venezuela celebrar la unión
de sus ciudadano y dar la bienvenida a
la reconciliación nacional.
Podrá igualmente ese
día caer vencida la figura y mente de un déspota quien gracias a los recursos
del país, ha podido ejercer con éxito la demagogia, engañar las esperanzas y
necesidades de los venezolanos humildes y ha logrado destruir las instituciones
básicas de un país sometiéndolas a su albedrío y voluntad.
Junto él caerá ese
inefectivo y lastimoso grupo de venezolanos parasitarios, que a cambio del
arrastre o ausencia de su dignidad, se le han entregado sin condición alguna, como
no sean las de recibir dádivas, disfrutar del facilismo y someterse a sus
designios sin derecho a disentir.
Pero tal vez la consecuencia mas
importante de una victoria contra el déspota el 7 de octubre es que, a la par de que éste
empezará a “vivir” el resto de su existencia como cadáver político, las arcas
del tesoro nacional, después de 14 años siendo víctimas de la mitomanía y de gerentes mal habientes de la cosa pública, podrán ser utilizadas en una
inversión conducida al logro del bienestar de nuestros hijos y nietos. Se podrá
impedir que nunca mal sean malgastadas, robadas o entregadas a
gobiernos extranjeros de comprobada reputación como violadores de los derechos humanos y cercenadores de la libertad; léase:
Cuba, Irán, Bielorusia, China, y Rusia, con cómplices como la Libia de Muammar Gaddafi, la Siria de Bashar Al –Assad y la Corea del Norte de Kim-Jong.
¿Y por qué no? Es también posible
que los padres de la patria celebren en el mundo de las almas, que sus nombres
nunca más serán utilizados para impulsar el ego de un hombre y/o engañar a una
gran parte de sus compatriotas. Al mismo tiempo la Constitución podrá en su
inercia descansar tranquila al saber que no será violada sin compasión a través
comparsas “institucionales” sometidas al déspota.
En medio de su delirio y haciendo
caso omiso a su actual condición personal, Hugo Chávez Frías, lejos de practicar
un acto de contrición por los daños causados y acercar a sus gobernados, ha
acrecentado su afán por dividirlo a través del insulto y el desprecio. Tratando
de cegar una vez mas a los votantes, ha recurrido a disfrazar su odio
vendiéndose como poseedor de un corazón que llama patria; cuando el mas elemental y convencional conocimiento
de la sensibilidad humana es saber que eso que llamamos corazón, no alberga
odios. Si fuera cierto que la su corazón
lleva la patria hubiese gobernado para todos los habitantes de Venezuela y no
solo para aquellos que le sirven a sus propósitos y conveniencias. Durante el
gobierno de Chávez Venezuela ha sido víctima de la mayor discriminación social que haya vivido
Venezuela en los últimos cincuenta años.
El 7 de octubre más que una elección entre dos candidatos,
se trata de la decisión de un pueblo entre un déspota y un demócrata. Si la
mayoría de los venezolanos cree que son indefensos, improductivos, carentes de
criterio y creen que el futuro de sus hijos no debe llevar en sí la libertad del
pensamiento, entonces se impondrá el despotismo y una lucha más difícil y
cruenta habrá que librar para eludir y/o quitarnos las cadenas.
Hugo Chávez es hoy día
un hombre que es abiertamente creyente en el despotismo y la perpetuación en el
poder. El paroxismo de Chávez ha desbordado su sinceridad y ya vive del descaro. Chávez llama a Fidel Castro su padre y le
atribuye dones divinos como hombre salvador y sabio. Sin ningún empacho pone a
la pobreza de la isla caribeña como ejemplo de lo que debe ser una sociedad. No
hay duda que su fin es ver a Venezuela en una condición similar all pueblo cubano de
manera de lograr y facilitar su permanencia en el poder.
En un mundo como el
de hoy, donde el conocimiento del hombre avanza a pasos agigantados, solo la
perversión ideológica y el delirio del poder pueden hacer posible que un hombre
ignore que está considerando al fracaso como el camino hacia una sociedad
libre.
Por ello repito: “Si la mayoría de los
venezolanos cree que son indefensos, improductivos, carentes de criterio; y el futuro de sus hijos no lleva en sí la libertad
del pensamiento, entonces se impondrá el despotismo y una lucha más difícil y
cruenta habrá que librar para eludir y/o quitarnos las cadenas”
Compatriotas,
el 7 octubre digámosle NO al Despotismo. Votemos por Henrique Capriles Radonski.
Votemos por la Democracia y por un futuro mejor para nuestros hijos y nietos.