Monday, December 3, 2012

Gracias, José Antonio Abreú


Ayer, unas lágrimas rodaron por mis mejillas y en ningún momento quise detenerlas.  ¿La razón? La  emoción indescriptible que me embargó mientras veía una batuta que  acariciaba y castigaba al aire siguiendo las órdenes de un alma musical que se expresaba a través de  una cabeza  llena de un cabello alborozado y abundante, que esconde el conocimiento hermoso del paraíso de las melodías clásicas.

En cada movimiento de las manos  que se movían siguiendo las ordenes de esa singular cabeza, sentí que se expresaba un alma que embargaba mi orgullo patrio.  Pronto, mi orgullo rebasó el límite de la fortaleza de mis ojos y las lágrimas se hicieron abundantes cuando embargado por la música, contemplé a aquellos que hacían la música posible y obedecían la batuta divina. Nunca jamás había visto tanto tesoro de juventud diciéndole a Strauss a y todos aquellos como él: Vivirán por siempre no solo en Austria, Alemania, Inglaterra o dondequiera que hayan nacido,  sino en mi llano, playa y montaña. En Venezuela sobran corazones para interpretarlos.

Gracias,  José Antonio Abreu, por haber procreado al genio de Gustavo Dudamel y de esa pléyade de jóvenes y hombres y mujeres de hoy que a través de la música hacen ver la Venezuela posible; la que no tiene odios,  la que disfruta junta  y se expande con risas y abrazos. La  Venezuela capaz de inspirar y luchar sin destruir. La Venezuela de mis sueños. Gracias…Gracias…