Saturday, April 20, 2013

Juan, el Venezolano...Y Ella

JUAN EL VENEZOLANO, 
...Y ELLA 
Juan, en su tiempo de vida. no ha podido vivir sus años sin sentirse como un árbol 
incapaz de sostener las hojas en sus ramas. Más siempre que nunca, ha sentido el  desespero que le causa  el ruido de las hojas que se le sueltan y las ve marcharse  hacia horizontes por él no deseados. Luego las verá tornarse de color bronce oscuro para fallecer con sus esperanzas.
Es un ruido que le duele y enferma su ansiedad. Sus oídos se llenan de un  sonido negro sin ritmo alguno. 
Su mente piensa en todo y no concluye en nada. Cuando le dicen  que su país es rico, siempre hace mutis para recordar la voz de su esposa, cuando  dice: Nuestra única riqueza es el amor de la familia. Cual iglesia de los pueblos que conoce, está lleno de promesas y solo recibe limosnas.    
Deambula sin pasos ciertos y camina sin norte alguno. Al dar pasos por su tierra, contempla las tribunas en las que los líderes le arengan. Pasa por las  plazas, calles, teatros y  balcones; que son recinto de las voces que prometen y una y otra vez se rinde a su fantasía: Ser el líder. Ser él, el de la palestra y quien mueva sus brazos para cortar el viento y  conminar a la audiencia a luchar por sueños que les son  iguales.
Solo vislumbrar esa posibilidad, dibuja una sonrisa de ilusiones en su cara. 
Recuerda que vestirse como líder solo requiere de  indumentaria mental. Así, trajeado como cualquier otro,  deja que la Imaginación y sueños lleguen  a su voz  y empieza a oírse a si mismo hablando de justicia, igualdad, democracia y respeto al que piensa diferente. Cuando pausa, anhela que su contextura emocional se expanda a quienes lo oyen, 
Sin embargo, el temor bajo el que ha vivido parece advertirle que cuide sus palabras. Algo le dice que no olvide que mucho de su sustento depende del gobierno. Por ello, con todo y estar viviendo una quimera, no puede evitar el titubeo. Solo de pensar y preguntarse”: ¿Qué pasaría si de verdad pudiera decir todo lo que siento? Casi le causa el silencio de su imaginación,
Pero más puede la emoción de su fantasía que los efectos del temor bajo el que vive. Con firmeza y sonrisa amplia decide concluir su imaginario discurso con una cita que una vez leyó, o tal vez le dijeron, pero que se quedó grabada para orientar su vida.
  “Compañeros, quien ejerce la opresión conforma, de manera ex – profesa, rebaños humanos para crear un temor colectivo. La idea del opresor es criar y formar francotiradores y mercenarios que ataquen y destruyan a los que no son parte de la manada”.
La emoción aumenta su embargo y sus oídos se llenan del golpetear de las manos y de los gritos de unión. El regocijo le llena el pecho y trata de retirarse creyendo haber terminado. Pero .antes de dejar el podio, su imaginación es asaltada por la  voz dulce, pero llena de decisión, de su esposa quien le dice: 
“Juan, te falta decir algo. Dile a todos  esto que yo escribí. Y Juan obedece pues son esas las palabras que a diario oye de la mujer que motoriza su vida. Y. de nuevo, Juan vuelve a la palestra y con  sus brazos mutila otra vez el aire, esta vez con fuerza inaudita.
Compañeros”  Basta de seguir siendo seguidores de hombres y de nombres. Solo con  las voluntades nuestras y con nuestras manos estrechadas, podremos vivir sin temores y lograr convertir nuestras esperanzas en certezas. Negarle la patria a la mitad de los que aquí viven y nacieron, es negarle a cada madre que parió esa mitad la fortuna de ver crecer a sus hijos como ellas soñaron. ¿Es eso hacer patria? Igualmente, la soberanía de este país no puede entenderse como el odio a otro  país porque es poderoso  o explotador  o, como parece ser,  entregar sin  control nuestros recursos a otras naciones , especialmente a esas que han sometido a sus pueblo a vivir sin libertades, que han fusilado a quienes han pensado diferente y  han igualmente  invadido militarmente a otras naciones por creer que la lucha armada es la mejor opción para  lograr el poder y buscar una supuesta justicia e igualdad, cuando en verdad lo que logran es establecer oligarquías políticas que cercenan al individuo   ¿Es eso soberanía?

SI VAMOS O QUEREMOS SER ALGO Y TENER UN CALIFICATIVO QUE TERMINE EN es “ISTA (S)” o “ISMO (S)” , HAY  SOLO DOS ; VENEZOLANISTA (S) O VENEZOLANISMO (S). TODOS LOS DEMÁS APELATIVOS NOS DIVIDEN.

YO SOY JUAN Y TU ERES TU, Y CADA UNO DE NOSOTROS FORMAMOS ESTA PATRIA QUE SE LLAMA VENEZUELA. SOLO SI  NOS UNIMOS Y SOMOS NOSOTROS  Y SOLO SI LA ÚNICA INFLUENCIA QUE ACEPTAMOS ES LA BÚSQUEDA DEL BIENESTAR DEL PAÍS,  HABRÁ UNA SOLA PATRIA

Por un largo rato, Juan caminó y caminó…y caminó, sintiéndose feliz gracias a su imaginación. Pero algo mejor ocurrió: Perdió el miedo y votó por quien quiso



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