JUAN EL VENEZOLANO,
...Y ELLA
Juan, en su tiempo
de vida. no ha podido vivir sus años sin sentirse como un árbol
incapaz de
sostener las hojas en sus ramas. Más siempre que nunca, ha sentido el desespero que le causa el ruido de las hojas que se le sueltan y las
ve marcharse hacia horizontes por él no
deseados. Luego las verá tornarse de color bronce oscuro para fallecer con sus esperanzas.
Es un ruido que le duele
y enferma su ansiedad. Sus oídos se llenan de un sonido negro sin ritmo alguno.
Su mente piensa en
todo y no concluye en nada. Cuando le dicen que su país es rico, siempre hace mutis para
recordar la voz de su esposa, cuando
dice: Nuestra única riqueza es el amor de la familia. Cual iglesia de
los pueblos que conoce, está lleno de promesas y solo recibe limosnas.
Deambula sin pasos
ciertos y camina sin norte alguno. Al dar pasos por su tierra, contempla las
tribunas en las que los líderes le arengan. Pasa por las plazas, calles, teatros y balcones; que son recinto de las voces que
prometen y una y otra vez se rinde a su fantasía: Ser el líder. Ser él, el de
la palestra y quien mueva sus brazos para cortar el viento y conminar a la audiencia a luchar por sueños
que les son iguales.
Solo vislumbrar esa
posibilidad, dibuja una sonrisa de ilusiones en su cara.
Recuerda que vestirse
como líder solo requiere de indumentaria
mental. Así, trajeado como cualquier otro, deja que la Imaginación y sueños lleguen a su voz y empieza a oírse a si mismo hablando de justicia,
igualdad, democracia y respeto al que piensa diferente. Cuando pausa, anhela
que su contextura emocional se expanda a quienes lo oyen,
Sin embargo, el
temor bajo el que ha vivido parece advertirle que cuide sus palabras. Algo le
dice que no olvide que mucho de su sustento depende del gobierno. Por ello, con
todo y estar viviendo una quimera, no puede evitar el titubeo. Solo de pensar y
preguntarse”: ¿Qué pasaría si de verdad pudiera decir todo lo que siento? Casi
le causa el silencio de su imaginación,
Pero más puede la
emoción de su fantasía que los efectos del temor bajo el que vive. Con firmeza
y sonrisa amplia decide concluir su imaginario discurso con una cita que una
vez leyó, o tal vez le dijeron, pero que se quedó grabada para orientar su
vida.
“Compañeros,
quien ejerce la opresión conforma, de manera ex – profesa, rebaños humanos para
crear un temor colectivo. La idea del opresor es criar y formar francotiradores
y mercenarios que ataquen y destruyan a los que no son parte de la manada”.
La emoción aumenta
su embargo y sus oídos se llenan del golpetear de las manos y de los gritos de
unión. El regocijo le llena el pecho y trata de retirarse creyendo haber
terminado. Pero .antes de dejar el podio, su imaginación es asaltada por la voz dulce, pero llena de decisión, de su
esposa quien le dice:
“Juan, te falta
decir algo. Dile a todos esto que yo
escribí. Y Juan obedece pues son esas las palabras que a diario oye de la mujer
que motoriza su vida. Y. de nuevo, Juan vuelve a la palestra y con sus brazos mutila otra vez el aire, esta vez
con fuerza inaudita.
Compañeros” Basta de seguir siendo seguidores de hombres y
de nombres. Solo con las voluntades
nuestras y con nuestras manos estrechadas, podremos vivir sin temores y lograr
convertir nuestras esperanzas en certezas. Negarle la patria a la mitad de los
que aquí viven y nacieron, es negarle a cada madre que parió esa mitad la
fortuna de ver crecer a sus hijos como ellas soñaron. ¿Es eso hacer patria?
Igualmente, la soberanía de este país no puede entenderse como el odio a
otro país porque es poderoso o explotador o, como parece ser, entregar sin control nuestros recursos a otras naciones , especialmente a esas que han sometido a sus pueblo a vivir
sin libertades, que han fusilado a quienes han pensado diferente y han igualmente invadido militarmente a otras naciones por creer que la lucha armada es la mejor opción para lograr el poder y buscar una supuesta justicia e igualdad, cuando en verdad lo que logran es establecer oligarquías políticas que cercenan al individuo ¿Es eso soberanía?
SI VAMOS O QUEREMOS SER ALGO Y TENER UN
CALIFICATIVO QUE TERMINE EN es “ISTA (S)” o “ISMO (S)” , HAY SOLO DOS ; VENEZOLANISTA (S) O VENEZOLANISMO
(S). TODOS LOS DEMÁS APELATIVOS NOS DIVIDEN.
Por un largo rato, Juan caminó y caminó…y
caminó, sintiéndose feliz gracias a su imaginación. Pero algo mejor ocurrió: Perdió
el miedo y votó por quien quiso
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